viernes, 3 de mayo de 2013

Recomendado del viernes: Tabú

Por Juan E.Tranier. Tabú (2012) se estructura como un relato de cuentos, o como si su estructura correspondiese con la de la vieja tradición de narración de historias orales. Tiene un breve prologo y dos partes claramente diferenciadas. En apariencia es una película sencilla, pero lo que Miguel Gomes se propone es contar y mostrar al cine en su totalidad, desnudar los artificios, las costuras, reflexionar sobre los mecanismos, la historia del rubro y la Historia con mayúsculas, y, de paso, que jamás perdamos de vista ni dejemos de interesarnos por sus personajes. Tarea difícil si las hay. No solo sale airoso, sino que construye una obra monumental que se apoya en el pasado para impulsarse a toda velocidad al futuro, moviendo las piezas para tocar las fibras justas que emocionan hasta las lágrimas, con una historia que ya hemos visto en otras ocasiones: la de un amor imposible, bigger than life, que, inevitablemente,está condenado.
El prólogo cuenta la historia de un intrépido aventurero que se interna en las salvajes tierras del África huyendo del doloroso recuerdo de su mujer ya fallecida, cuyo fantasma lo acosa. El aventurero, al no poder escapar de esos recuerdos, se entrega a las fauces de un cocodrilo, a partir de entonces, cuenta la leyenda, que en estas tierras puede verse a un cocodrilo melancólico acompañado de una triste y sombría mujer. Fin del prólogo e inicio de la primera parte, llamada Paraíso Perdido. Pilar (Teresa Madruga) está viendo este mismo prologo en una sala de cine. Primera reflexión sobre el cine y puesta en abismo.
Pilar es una mujer de unos cincuenta años que vive sola en la Lisboa de hoy en día, es católica y tiene cierta conciencia social y afán de ayudar al prójimo. Entre tantas personas a las que ayuda (recibe estudiantes de intercambio, asiste a marchas de oración colectiva, acompaña a un hombre al que no ama) se encuentra Aurora (Laura Soveral), una vecina ya anciana, que alguna vez perteneció a la alta sociedad y que se dedica a gastarse lo que no tiene en el casino. Aurora cuenta con la asistencia de Santa, una mujer negra que oficia de enfermera, cocinera, compañera. Aurora fallece no sin antes develar un pasado oscuro y confuso. Entra en escena Gian Luca Ventura (Henrique Espírito Santo). Fin de la primera parte e inicio de la segunda, llamada Paraíso Perdido.
A partir de aquí Gian Luca Ventura se hará cargo de la narración y nos llevara de viaje al pasado, a una época algo anacrónica, a una colonia portuguesa en algún indefinido del África profundo, a pies del ficticio monte Tabú, a la década del 60. Aquí seremos testigos de un amor furtivo y prohibido entre la joven Aurora (Ana Moreira) y el joven Gian Luca (Carloto Cotta). Aurora es una muchacha aristocrática que pasa sus días entre reuniones de amigos y salidas de caza. Gian Luca es un dandy, un aventurero y un seductor nato. Aurora está casada y embarazada, pero esto no le impide enamorarse perdidamente de Gian Luca y ser correspondida en su amor apasionadamente.
Hasta aquí la historia de la película, lo que aún no se ha mencionada es que la película esta filmada en 35 mm (la primera parte, donde hay mayor nitidez y definición) y en 16 mm (la segunda parte, donde la textura y la poca definición de la imagen dan la sensación de recuerdo borroso). Y que es blanco y negro en su totalidad. Y que la segunda parte es muda.
Estos detalles formales no son menores, ya que constituyen uno de los ejes fundamentales sobre los que se apoya la película, son las decisiones estilísticas de Gomes las que dan sentido y coherencia al relato. Gomes intenta recrear los viejos films del periodo mudo, pero es consciente de que esto es imposible, que no se puede volver atrás en el tiempo o pretender que no han pasado 80 años de avances tecnológicos (como sí quiere hacernos creer El Artista de Michel Hazanavicius, 2011). Por lo tanto, en la segunda parte de la película (también la más larga), que no es exactamente muda, hay una voz en off omnipresente, que corresponde a la del Gian Luca anciano y que es el hilo conductor del relato(este recurso, el de una voz en off que cuenta y hasta repite la acción que estamos viendo, es algo que ya habíamos visto en la maravillosa y maratónicaHistorias Extraordinarias de Mariano Llinás, 2008), hay sonido ambiente y hay música (¡Los Ramones!), pero a los personajes les fueron arrebatados los diálogos, o, mejor, sus propias voces, incrementando el clima fantasmagórico.
Es muy difícil intentar abarcar todo lo que propone la película de Gomes, ya que dispara puntos de fuga todo el tiempo y lo más interesante es que no subraya ni remarca lo que quiere sugerir, pero, entre tantas cosas sueltas por ahí, hay que destacar el comentario entre las diferentes clases sociales, los cambios de colonias entre épocas, la relación entre religión y misticismo, las pulsiones más profundas que se liberan en la naturaleza salvaje y así y así y así (“and so on and so on and so on”, como diría Slavoj Zizek).
No queda mucho más espacio aquí, tampoco puedo agregar demasiado a lo que seguramente va a ser una de las películas que van a figurar dentro de las diez mejores de este año. Solo me queda recomendarles calurosamente que no se pierdan esta fantástica película y que se dejen atrapar por el calor, los tambores, el sol, los bailes, la música, el amor y la aventura.



Ficha técnica:

Tabú, 2012, 118’, PORTUGAL/ALEMANIA/FRANCIA/BRASIL, O Som e a Fúria / Komplizen Film / Gullane Filmes

Dirección: Miguel Gomes
Guión: Miguel Gomes, Mariana Ricardo
Producción: Maren Ade, Sandro Aguilar, Alexander Bohr, Jonas Dornbach, Caio Gullane, Fabiano Gullane, Janine Jackowski, Thomas Ordonneau, Georg Steinert, Luís Urbano
Fotografía: Rui Poças
Montaje: Telmo Churro, Miguel Gomes
Arte: Silke Fischer
Reparto: Teresa Madruga, Laura Soveral, Ana Moreira, Henrique Espírito Santo, Carloto Cotta, Ivo Müller